Por los altos costos, los venezolanos aseguran que ahora compran exquisiteces “una vez al año” | Foto: Nelson Zambrano
Caracas.- El jamón endiablado o diablito, como se le conoce popularmente, el atún, el queso fundido, el jamón -en cualquiera de sus presentaciones- y el queso amarillo, hasta hace un par de años eran productos comunes que los venezolanos adquirían para acompañar la tradicional arepa en el desayuno o la cena.
Sin embargo, el alza de los precios los ha convertido en exquisiteces, al punto que ahora difícilmente un venezolano se puede “dar un gusto” porque no les alcanza el salario para adquirirlos.
El jamón endiablado -dependiendo de la marca- ha subido de precio, aunque para algunos usuarios es más asequible en comparación con otros enlatados, como por ejemplo la sardina, que según pudo constatar el equipo de El Pitazo ronda los 900 bolívares la lata de 270 gramos (gr). “Antes la utilizábamos para darle de comer a las mascotas, o la comprábamos de vez en cuando para comer con arepa, pero ahora ni para darse un gusto. Está carísima”, reclamó Ixora Medina.
El diablito Under Wood cuesta 590 bolívares la presentación de 115 gr. en el supermercado Fresco Market, en el municipio Carrizal del estado Miranda, mientras que en el Central Madeirense se puede adquirir a 760 bolívares. La presentación de 75 gr. marca un monto de 380 bolívares por unidad.
Pese a los precios, el jamón endiablado aún es un producto asequible para el venezolano, aseguró Yulianna Carrasco, quien acostumbra a adquirirlo. Lo que sí cuestionó y admitió no comer desde hace más de un año, es el atún, porque “los montos son exorbitantes y no puedo darme ese lujo”, dijo.
El atún enlatado de 140 gramos es el que más se observa en los supermercados y tiendas de comida. Es la presentación más pequeña en el mercado y supera, en la mayoría de las marcas, los 1.000 bolívares, el equivalente a dos días de salario mínimo.
La presentación de 400 gramos, cuyo precio supera los 4.000 bolívares que representan ocho días de salario mínimo, no se consigue con frecuencia.
“En mi casa somos tres personas y tendríamos que comprar tres latas de atún pequeñas para que podamos comer bien. Eso nada más para un desayuno. En el puro embutido gastamos más de 3.000 bolívares. Antes lo rendíamos con mayonesa o tomates, pero el primero ni se consigue y el segundo está incomprable”, manifestó Héctor Agudelo, estudiante que visitaba el supermercado Excelsior Gama de la estación Miranda.
Como alternativas, Héctor y su familia deciden comprar queso duro, que se encuentra en 3.000 bolívares el kilogramo en promedio, un monto más económico comparado con el queso amarillo que oscila entre los 6.000 y 7.500 bolívares el kilo.
Liliana Martínez dijo que en ocasiones le toca comer arepa viuda, es decir, sin ningún acompañante, porque exquisiteces que antes adquiría con regularidad para la arepa o para comerla con otro producto, ya no puede comprarlas, pues el salario no le alcanza. “Si antes podía comprar caraotas –que también considera una exquisitez por los precios- y atún, semanalmente, ahora los compro una vez al año“.
Las latas de sardina de 270 gramos exceden los 900 bolívares, más de un día de salario mínimo | Foto: Nelson Zambrano
Salario mínimo desgastado
Las personas consultadas coincidieron en que el salario mínimo no alcanza para adquirir estos productos que, por la situación económica e inflación que el Fondo Monetario Internacional estima llegará a 482% este año, se han convertido en exquisiteces.
El sueldo mínimo en Venezuela se ubica en 15.051 bolívares, ingreso que recibe 32,4% de los venezolanos, según informó el ministro de Planificación, Ricardo Menéndez, en una entrevista concedida a Venezolana de Televisión el viernes 16 de octubre de 2015.
Sin embargo, de acuerdo con declaraciones en Unión Radio de Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, el 65% de la población económicamente activa ganaba ingresos equivalentes al salario mínimo en mayo de este año. Ese porcentaje de venezolanos debe destinar 83,52% de su sueldo, si desea adquirir una exquisitez como la pechuga de pavo ahumada que cuesta 12.570,85 el kilo.
Situación similar ocurre con otros embutidos como el queso pasteurizado o el jamón que cuestan más de la mitad de un salario mínimo el kilo.
La presentación de atún de lata que se observa mayormente en los anaqueles es la de 140 gramos | Foto: Nelson Zambrano
Enlatados en la mira de ladrones
En el supermercado Fresco Market, Unicasa y Central Madeirense, los enlatados como el jamón endiablado son exhibidos en la perfumería y licorería porque constantemente eran hurtados por personas que frecuentaban el supermercado.
Una clienta relató que mientras compraba productos en el Fresco Market, “una mujer tomó cuatro latas de jamón endiablado y se las metió en los senos, los vigilantes se dieron cuenta y lograron recuperar esa mercancía, pero la mujer salió corriendo”.
Por esa razón, gerentes decidieron mantener los enlatados en la perfumería y licorería y requisar con mayor detenimiento a las personas que ingresan a las instalaciones del mercado, pues ese no fue el único caso, según se pudo confirmar. Sin embargo, los gerentes de los lugares de expendio prefirieron no relatar a El Pitazo la situación.
En el supermercado Unicasa mantienen los enlatados en la licorería para evitar que sean hurtados | Foto: Nelson Zambrano
Embutidos como el queso fundido equivalen al 10% del salario mínimo de un trabajador | Foto: Nelson Zambrano
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