Esta semana hemos presenciado los venezolanos tres eventos realmente inimaginables de desfachatez política. Por una parte altos representantes de nuestra Fuerza Armada Nacional, que tras convertirse en agresores sistemáticos de cualquier ciudadano que reclama justicia, o al menos el cumplimiento de los básicos e incuestionables derechos garantizados en nuestra Constitución, de auto-faltarse el respeto fijando posición política (cosa que les prohíbe expresamente la Constitución de la República) con el grito de ¨Somos chavistas”, pretenden exigir respeto de parte del resto de la población o de las autoridades de la Asamblea Nacional.
Tienen la desvergüenza estos señores de mal calificar a estos representantes electos por el pueblo destacando la “circunstancialidad” de su permanencia en los cargos, cuando son ellos los están allí por designación (no sabemos tras qué clase de motivaciones) del también circunstancial Jefe de Estado.
Pero además de escuchar aquellas bochornosas declaraciones vimos y escuchamos al presidente de la República, Nicolás Maduro, pedirle al pueblo que defienda a su Fuerza Armada Nacional. ¿No debía ser al revés? ¿No deben ser los miembros de la FAN los que protejan al pueblo? ¿Cómo pedir a ese pueblo agredido por la FAN que la defienda? ¿Qué la defienda de quién? ¿De los conceptos emitidos por los representantes del 70% del pueblo que los llevó a esos altos puestos del Poder Legislativo? Que miopía y que distorsión tan grande… Maduro hace poco también aseguraba que “el país” no se iba a “calar” a esa Asamblea que él calificaba de “adeco-burguesa” .
Pero, ¿es que acaso todavía no se ha enterado de que fue “el país” quien colocó con una mayoría aplastante (tan aplastante que aún no terminan de metabolizar el golpe) a esos diputados para hacer contrapeso y para acelerar la salida de quienes hoy “circunstancialmente” están al frente del Ejecutivo porque su gestión ha sido claramente desastrosa para todos los venezolanos?
Y el otro evento lo presenciamos desde las instalaciones del CNE cuando su presidenta (en representación del grupo de señoras rectoras del organismo) pidió un respeto que no se ha ganado de parte de ciudadanos y dirigentes políticos alegando, entre otras cosas, no el fiel cumplimiento a sus funciones como “promotoras y facilitadoras” de los procesos electorales de consulta popular, sino alegando el hecho de que son mujeres. Calificó los cuestionamientos a “violencia de género”, “agresiones sexistas”.
Que cosa más sexista que pretender hacer de lo que se tiene entre las piernas un escudo protector. Pretender que porque alguien sea hombre o mujer se tienen ciertos y determinados privilegios o derechos. ¿Se ha paseado la rectora por todas las agresiones y humillaciones que tienen que pasar diariamente miles de mujeres en Venezuela por no conseguir comida o medicinas a consecuencia de decisiones políticas tomadas desde Miraflores? ¿Tiene conciencia de que lo que se busca con la agilización de los procesos de consulta previstos en la Constitución es para darle una salida pacífica a esta crisis y que cesen las agresiones contra esas miles de mujeres?
No tienen razón de ser ninguna de las exigencias. Aquí los únicos que tiene derecho de exigir que se les respete son los ciudadanos, el pueblo que ha visto como tras casi 18 años de decisiones equivocadas de la revolución criminal (y aquí podemos recordar las palabras de Gordanni, Freddy Bernal, Ana Elisa Osorio, Héctor Navarro, etc, etc, quienes tras haber gozado de las mieles del poder, ahora cuestionan los procedimientos) ha visto cómo su calidad de vida se ha deteriorado a niveles catastróficos, cómo se ha divido a las familias, cómo se han roto miles de sueños y esperanzas a cambio de que unos muy pocos lleven vida de magnates sin ganárselo ni merecerlo.
Verdugo no pide clemencia, dice nuestro refranero…Tampoco agresor pide respeto. Ese se gana, Jamás se exige y mucho menos cuando se tiene rabo de paja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario y participación